Los ejemplos siguientes demuestran que se puede conseguir un buen diseño minimalista a través de la sencillez de las formas, los materiales y los detalles. El minimalismo no consiste en una especie de privación sensorial, resultado de eliminar todo objeto o posesión de la vista, sino que se trata de una apuesta por el orden, la claridad, la calma y la intención.
El minimalismo, tanto como filosofía de diseño como estilo de vida, se ha ido volviendo cada vez más popular a lo largo de los años. En el ámbito de la arquitectura, el minimalismo consiste en conseguir un diseño mejor a través de la sencillez y la simplificación de las formas, el espacio, los materiales, los detalles o el uso del color. Aunque pueda parecer sencillo, crear un diseño minimalista que aúne funcionalidad y pureza formal resulta complejo y exige conocimiento, contención y atención a cada detalle.
El minimalismo busca conseguir espacios limpios, diáfanos y abiertos, donde la arquitectura, el mobiliario y los materiales respiren. Asimismo, los detalles sencillos y honestos y el uso de materiales naturales otorgan un enorme atractivo a estos espacios, que irradian calma y belleza.
Vamos a analizar algunas de las principales ventajas y motivos para apostar por un diseño minimalista:
Lograr espacios amplios y luminosos
En un planteamiento minimalista destaca el color blanco y todos los matices que nos da su espectro. Una paleta de colores blancos y claros en suelos, techos y paredes, y un interior despejado y ordenado, nos permite conseguir un espacio limpio, neutro, luminoso y amplio.
La predilección minimalista por materiales como el vidrio y las transparencias contribuyen a potenciar la amplitud y la luminosidad. Además, las distribuciones fluidas y abiertas – por ejemplo, entre cocina y salón – no solo logran una mayor sensación espacial, sino que consiguen que la luz natural se expanda e invada todo el espacio.
Al contrario de lo puede parecer, la arquitectura minimalista no es fría, pues antepone la naturaleza y la luz a los elementos decorativos u ornamentales. Esto permite que un buen diseño minimalista pueda transcender las necesidades meramente funcionales del usuario, desempeñando también un papel reparador, espiritual y psicológico.
Sacarle el máximo partido a la superficie
El minimalismo se caracteriza por la búsqueda no solo de la simplificación estética o formal, sino también funcional. Las distribuciones y plantas minimalistas son eficientes, compactas y claras. Así, los espacios tienen formas sencillas, sin ángulos pronunciados, curvas complejas, o excesiva presencia de elementos entrantes y salientes.
Las plantas son abiertas, con el menor número posible de muros y creando relaciones fluidas entre espacios. Además, la concentración y optimización del almacenamiento en determinados puntos permite liberar el resto del espacio, y la incorporación de elementos arquitectónicos flexibles logra configurar estancias capaces de adaptarse a distintos usos y funciones.
En definitiva, el uso combinado de las estrategias de diseño minimalista permite sacarle el máximo partido a cualquier distribución, por pequeño o complicado que sea el espacio del que partimos.
Lograr un diseño unitario y atemporal
En un diseño minimalista todos los elementos deben combinar y formar una unidad. Esto se resume en el precepto minimalista de que “todo es parte de todo”. Limitar la paleta de materiales y acabados y utilizar el mismo material en varias habitaciones permite realizar conexiones visuales, añade interés en el usuario, y contribuye a generar una estética unificada en el proyecto.
Otra de las principales ventajas del minimalismo es que permite crear espacios atemporales y que no pasan de moda. Los interiores minimalistas se caracterizan por su neutralidad y por la limpieza de los detalles de ebanistería, carpinterías o escaleras, concebidos mediante una depuración y reducción a los elementos estrictamente indispensables y desprovistos de ornamentación.
Los detalles de ebanistería sin tiradores, pomos o molduras eliminan el ¨ruido¨ visual que casi siempre presentan estos elementos. Los detalles bien resueltos en los encuentros entre suelo y paredes, puertas y ventanas eliminan el uso de marcos y embellecedores y simplifican el diseño de otros elementos como los rodapiés. Por último, la correcta elección de griferías, sanitarios, enchufes e interruptores, electrodomésticos o luminarias contribuyen también de manera determinante a conseguir un diseño atemporal y unitario en el conjunto del proyecto.
Integrar la vivienda en su entorno y uso de materiales naturales
El diseño minimalista sustituye la ornamentación por la maximización de la luz natural y la relación con el entorno y la naturaleza. En un interior minimalista una vista privilegiada del exterior se convierte inmediatamente en un elemento focal, quedando enmarcada por las paredes como si se tratase de un cuadro.
El minimalismo le da gran importancia a la pureza de los materiales naturales, en particular aquellos más estables y de más vida útil, lo que garantiza la durabilidad y sustento de las edificaciones e interiores de este estilo. Además, el empleo adecuado de materiales orgánicos como el acero, la madera, el vidrio, o la piedra reducen el exceso de detalles, dan una imagen natural y minimizan el impacto en el medio ambiente.
Favorecer el orden en la casa
Esta corriente estética es la favorita de las personas con un gran sentido del orden y que no soportan la acumulación de objetos innecesarios. En un interior minimalista la mayoría de superficies y suelos se muestran despejados y ordenados, con solo unos cuantos objetos y accesorios de estética sencilla a la vista. El resto de objetos quedan almacenados en armarios y cajones, que constituyen una parte fundamental del diseño integral de la vivienda.
Además, un interior minimalista tiene que contar con mobiliario sencillo, situado de manera estratégica con suficiente espacio alrededor para que respire. En este sentido, las piezas de mobiliario que pueden desempeñar una función dual juegan un papel fundamental.
Reducir costes
Uno de los principios del minimalismo es conseguir mucho con lo mínimo indispensable. Para ello, el diseño tiene que reducirse a lo esencial, eliminando elementos decorativos sobrantes. En su lugar, el minimalismo incorpora materiales con personalidad y con texturas naturales que aportan interés visual a la sencilla paleta de colores y materiales del proyecto.
El minimalismo busca conseguir efectos positivos y satisfactorios con el menor número de componentes. Los detalles minimalistas además de ser soluciones limpias, suelen ser también económicas. Prescindir de molduras, marcos y rodapiés, o en su caso, reemplazarlos por elementos sencillos y austeros, resulta más económico que un diseño repleto de ornamentación y detalles artesanales.
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Nuestro agradecimiento a Minus, Edmons+Lee Architects, Nature Humaine Architecture design y Fran Silvestre Arquitectos.
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